Después
de un mes en Marruecos compartiendo mucho tiempo con inmigrantes subsaharianos
clandestinos y no clandestinos, muchas historias individuales de cada uno de
ellos están en mi cabeza.
Pero
lo que más me retumba en la mente es la situación generalizada de desamparo y
la constante violación de derechos humanos que sufren. Un ejemplo: la impunidad
policial ante actos brutales, delictivos y denunciables sobre los inmigrantes
subsaharianos.
En
el mes que he estado allí han sido asesinados una media de tres inmigrantes por
semana. Algunos medios de comunicación informan de unos pocos sucesos de los que
allí ocurren, pero todo lo que ocurre únicamente lo saben los inmigrantes que
lo están viviendo, algunas ONGs y los agentes que han cometido esos asesinatos
y agresiones.
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